TRANSPORTE COLECTIVO URBANO CON GAS NATURAL COMPRIMIDO
En este caso el motor de combustión es alimentado por gas natural comprimido, lo que disminuye de manera notable la emisión de CO2 a la atmósfera (en un estudio realizado en Barcelona se estimo entre un 82% y un 98% sobre un total de 70 vehículos respecto del mismo trayecto usando vehículos con motor de gasoil).
En el mismo estudio se pone de manifiesto, que en aquellas rutas donde existen fuertes pendientes este diferencial se reduce de modo importante por lo que se ha optado por preferenciar el uso de estos vehículos a las líneas con un recorrido llano.
Entre los inconvenientes de estos vehículos, y especialmente para el caso español, la dependencia de terceros para el suministro de dicho combustible no se modificaría, siendo además, como el petróleo, una energía finita y cuyos yacimientos se ubican geográficamente en zonas similares a las actuales para este combustible.
Además, y aunque la red de transporte ya existe para el consumo doméstico, industrial y para la generación de otras energías, se debe tener en cuenta que para su distribución el gas debe ser sometido a un proceso de licuado mediante frío y presión (entorno a –140°C), lo que exige un consumo de energía que aumenta el coste final del producto.
En el mismo estudio se pone de manifiesto, que en aquellas rutas donde existen fuertes pendientes este diferencial se reduce de modo importante por lo que se ha optado por preferenciar el uso de estos vehículos a las líneas con un recorrido llano.
Entre los inconvenientes de estos vehículos, y especialmente para el caso español, la dependencia de terceros para el suministro de dicho combustible no se modificaría, siendo además, como el petróleo, una energía finita y cuyos yacimientos se ubican geográficamente en zonas similares a las actuales para este combustible.
Además, y aunque la red de transporte ya existe para el consumo doméstico, industrial y para la generación de otras energías, se debe tener en cuenta que para su distribución el gas debe ser sometido a un proceso de licuado mediante frío y presión (entorno a –140°C), lo que exige un consumo de energía que aumenta el coste final del producto.