PARADAS DEL TRANSPORTE PÚBLICO DE VIAJEROS
Las paradas del transporte público urbano son el punto de contacto habitual entre el servicio y el cliente del transporte, y por tanto tienen una gran importancia para la percepción que el usuario tiene del transporte público urbano, en términos de comodidad, accesibilidad, limpieza, información, protección climatológica y diseño adecuado.
Aunque hoy en día ya no se considera el punto inicial del viaje en transporte público (el viaje se inicia con la información previa a domicilio o en la calle que conduce a la elección modal y al desplazamiento hasta la parada), sí que se mantiene su importancia como rótula o transición entre el desplazamiento a pie y el desplazamiento mecanizado.
Aunque hoy en día ya no se considera el punto inicial del viaje en transporte público (el viaje se inicia con la información previa a domicilio o en la calle que conduce a la elección modal y al desplazamiento hasta la parada), sí que se mantiene su importancia como rótula o transición entre el desplazamiento a pie y el desplazamiento mecanizado.
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Unas paradas descuidadas, situadas en entornos poco apropiados, difícilmente accesibles a causa de impedimentos físicos, con escasa o errónea señalización, poco protegidas de la lluvia o el viento, inseguras, sucias o alejadas de los autobuses seguramente comportarán una valoración negativa de los usuarios y les incitarán a no usar un transporte público que paradójicamente puede contar con unos vehículos y servicios adecuados.
De igual modo tiene importancia el desplazamiento desde el origen del viaje hasta la misma parada, de forma que es necesario también prestar atención a la adecuación de caminos peatonales, los pasos de peatones, las aceras, etc. Los autobuses disponen de puertas de salida y entrada (una, dos o tres, normalmente dos) en la parte derecha del sentido de la marcha. La situación de dichas puertas condiciona la ubicación de las paradas, exigiendo su implantación en las aceras (o en medianas laterales) e impidiendo la localización de las paradas de autobús en la vía pública puede tener las variantes básicas que se relacionan a continuación: |
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En todos los casos mencionados, en la acera debe disponerse de un espacio libre para permitir la implantación de la parada y sus equipamientos (marquesinas o postes), así como para facilitar un movimiento cómodo de los pasajeros que suben o descienden de los vehículos. El hecho frecuente de no respetar estas dimensiones mínimas provoca dificultades para el movimiento de los viajeros, que son graves cuando la puerta del autobús coincide con algún obstáculo situado en la acera. |
La corta batalla del vehículo respecto de su longitud total le permiten mejorar los ángulos de giro en su desplazamiento por los viarios urbanos. Esta mejora en su desplazamiento debe ser potenciada por la infraestructura viaria en general y específicamente por la geometría de las paradas de bus urbano. El voladizo delantero (2,705 m), mejora el ángulo de ataque en la maniobra de entrada a la parada de bus, aunque dicha maniobra mantiene un riesgo real al barrer con el voladizo del vehículo la acera próxima a la parada. En cambio, la maniobra de salida de la parada, mejora considerablemente, ya que permite un ataque agresivo en el ángulo de salida de la parada de autobús. La entrada a la parada de bus debe realizarse del modo más lineal posible.
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Un uso óptimo de la superficie viaria para la maniobra, obliga a la localización de la parada cerca de las esquinas de las aceras, lo que permitirá minimizar la superficie vinculada con la maniobra de entrada.
El uso de elementos arquitectónicos en esta zona no es aconsejable, utilizando la señalización horizontal como elemento de exclusión del resto de maniobras en la zona. La maniobra de salida mejorará considerablemente mediante una oreja que facilite al voladizo del vehículo su desplazamiento al carril de circulación. Dicha oreja limitará la zona de estacionamiento colindante y permitirá reducir la superficie de uso de la parada de bus. La zona deberá siempre encontrarse libre de cualquier tipo de mobiliario urbano. |
Salida. Oreja de protección para la maniobra.
Anchura 2,00 m ó 2,40 m
Longitud 3,00 m ó 4,50 m
Zona de parada.
Anchura 2,40 m
Longitud 12,00 m ó 15,00 m
Aproximación.
Distancia al vértice de la esquina > 7,00 m
Anchura 2,00 m ó 2,40 m
Longitud 3,00 m ó 4,50 m
Zona de parada.
Anchura 2,40 m
Longitud 12,00 m ó 15,00 m
Aproximación.
Distancia al vértice de la esquina > 7,00 m
Marquesinas
La marquesina debe estar rodeada en todo su perímetro de una franja de 1,20 m. de anchura, como mínimo, libre de obstáculos, de forma que asegure el acceso a personas con movilidad reducida. En el interior, dispondrá de una superficie libre de 0,90 por 1,20 m. reservada a la colocación de sillas de ruedas, coches y otros útiles de ayuda. No tendrán paredes de vidrio o similares transparentes, a menos que se señalice la superficie con elementos opacos.
Con el fin de disminuir la diferencia de nivel entre el suelo de la parada y el vehículo, se eleva el nivel de alzamiento de la acera sobre la rasante de la calle y el nivel de alzamiento local de la acera en la zona de acceso al autobús.
Con el fin de disminuir la diferencia de nivel entre el suelo de la parada y el vehículo, se eleva el nivel de alzamiento de la acera sobre la rasante de la calle y el nivel de alzamiento local de la acera en la zona de acceso al autobús.
La información gráfica sobre las líneas de transporte, se podrá incorporar en alguno de los cierres de la marquesina, cuidando el tamaño de la letra, la relación figura-fondo, altura y nivel de iluminación, de forma que sea legible por el mayor número de personas posible. La llegada de las unidades de transporte puede ser anunciada mediante audio automatizado, cuyo volumen no debe sobrepasar el límite físico de la marquesina.
Se colocará el número de la línea que corresponde a la parada con números arábigos en relieve o en escritura Braille.
Se colocará el número de la línea que corresponde a la parada con números arábigos en relieve o en escritura Braille.